

Las previsiones del tiempo no se equivocaban….hace un buen día, no llueve ni hace viento, y aunque está todo helado, ha salido el sol y el camino es bonito y tranquilo, una gran llanura, pero con rinconcillos donde poder hacer un alto y disfrutar. En uno de estos altos, nos encontramos con el navarrico y el cordobés, que viene cojeando, pero el dice:…”sin sufrimiento, no hay camino”….”sin sufrimiento, no hay gloria”….pues nada, mientras el bizarro cordobés se va renqueando hacia la gloria, nos quedamos despachando el primer bocadillo y trago de vino del bierzo y meditando sobre nuestra epicúrea condición….jajjajaaj...
En una recta interminable me encuentro con un paisano que va en dirección contraria pero que inmediatamente, se pone a mi vera dándome palique hasta la entrada del Burgo. Un poco antes, al final de la recta, en un banco, está Iñaki esperándonos, llega Dolo y los cuatro vamos charlando hasta el pueblo, nos invita a su casa a tomar sidra casera, pero tenemos ganas de llegar al albergue y reposar.
Iñaki, que ha hecho de avanzadilla, ha sellado su credencial en el primer albergue y el único que estaba abierto, pero nos recomienda buscar otro, el suyo es privado y no vale para nada, además de una continua vigilancia por parte de la dueña, una señora muy mayor (que no tiene necesidad económica), con una mentalidad de post-guerra, que luego sabremos que la lleva hasta apagar en plena ducha el gas para no gastar….!ufffff…gracias Iñaki…de la que nos libramos!…
También nos cuenta que el “bizarro cordobés”, resulta que es toreroooo…..algo era ello….si lo llego a saber primero, hubiéramos tenido una conversación mas amplia acerca de cómo glorificarse a través del sufrimiento…
En el bar del pueblo tomamos los tres un vinito del Bierzo y nos informan de que el albergue municipal lo lleva la chica de la tienda, la avisamos…y nos lleva a el.
En una recta interminable me encuentro con un paisano que va en dirección contraria pero que inmediatamente, se pone a mi vera dándome palique hasta la entrada del Burgo. Un poco antes, al final de la recta, en un banco, está Iñaki esperándonos, llega Dolo y los cuatro vamos charlando hasta el pueblo, nos invita a su casa a tomar sidra casera, pero tenemos ganas de llegar al albergue y reposar.
Iñaki, que ha hecho de avanzadilla, ha sellado su credencial en el primer albergue y el único que estaba abierto, pero nos recomienda buscar otro, el suyo es privado y no vale para nada, además de una continua vigilancia por parte de la dueña, una señora muy mayor (que no tiene necesidad económica), con una mentalidad de post-guerra, que luego sabremos que la lleva hasta apagar en plena ducha el gas para no gastar….!ufffff…gracias Iñaki…de la que nos libramos!…
También nos cuenta que el “bizarro cordobés”, resulta que es toreroooo…..algo era ello….si lo llego a saber primero, hubiéramos tenido una conversación mas amplia acerca de cómo glorificarse a través del sufrimiento…
En el bar del pueblo tomamos los tres un vinito del Bierzo y nos informan de que el albergue municipal lo lleva la chica de la tienda, la avisamos…y nos lleva a el.
Es una casita independiente y preciosa al pie de la carretera, con chimenea y su leña preparada, cocina completísima, y esto requiere una buena cena, así que después de una ducha, encender la chimenea y cotillear las notas del libro de visitas, vamos a la tienda los tres y compramos para una fritada de pimientos con huevos…uhmmm…
Hemos invitado-adoptado a Iñaki, ya que le da mucha tristeza volver a su albergue y en el nuestro estamos en la gloria.
Entretanto... ha llegado un ciclista vasco, muy majo, que no me acuerdo como se llama pero que había sido boxeador….TENEMOS DE TÓ…. tres ciclistas mas y otros tres de a pie, uno madrileño y dos catalanes que se van a ver el partido al bar y nos dejan charlando en la mesa del comedor con la chimenea (como el resto) bien alimentada...jajajaj... ¡Una pequeña familia!
Hemos invitado-adoptado a Iñaki, ya que le da mucha tristeza volver a su albergue y en el nuestro estamos en la gloria.
Entretanto... ha llegado un ciclista vasco, muy majo, que no me acuerdo como se llama pero que había sido boxeador….TENEMOS DE TÓ…. tres ciclistas mas y otros tres de a pie, uno madrileño y dos catalanes que se van a ver el partido al bar y nos dejan charlando en la mesa del comedor con la chimenea (como el resto) bien alimentada...jajajaj... ¡Una pequeña familia!
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